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¿Cuál es tu estado de salud?

¿Cuál es tu estado de salud?

Esta pregunta también está mal vista, ya que el reclutador la puede realizar con el fin de excluir del proceso de selección a aquellas personas que cuenten con alguna condición física fuera de lo normal.

Si bien es cierto que existe una estrecha relación entre el trabajo y el estado de salud, esta no podría considerarse como una limitante frente a un proceso de selección.

Si te preguntan acerca de tu estado de salud, y padeces de alguna condición o patología física, que sabes que no limita tu trabajo, puedes optar por responder de la siguiente manera:

  • Aunque tengo “x” condición física, siempre me he desarrollado muy bien en mi trabajo y esto no es una limitación para cumplir con mis obligaciones.
  • Padezco de “x” enfermedad, pero tengo mi tratamiento al día y he trabajado para otras compañías donde he podido cumplir mis funciones sin ninguna intervención.

Ahora bien, si no padeces de ninguna enfermedad puedes valerte de tu certificado médico y mostrar al reclutador.

No te muestres inseguro al responder esta pregunta, lo mejor es que aunque padezcas o no una enfermedad, puedas mantenerte siempre ecuánime, tranquilo y confiado de tus capacidades.

La salud es imprescindible para trabajar, y salvo que padezcas una enfermedad grave, puedes trabajar de forma apropiada cuidando tu organismo.

¿Cómo cuidar mi salud en el trabajo?

Puedes que hayas ingresado a una empresa sin ninguna condición física fuera de lo normal, pero con el pasar del tiempo comiences a padecer de problemas de ansiedad, estrés, hipertensión arterial, o lo que es peor, obesidad.

Esto puede suceder cuando nos dedicamos al trabajo al 100% y olvidamos la salud. Si este es el caso, me gustaría darte unas recomendaciones muy puntuales.

  1. Mantén una alimentación sana: Si quieres rendir más en el trabajo deberás empezar por la forma en cómo te alimentas. Te sugiero mantener una dieta rica en hortalizas, vitaminas y minerales.

Abstente de la comida chatarra, esta no es beneficiosa para el organismo y solo puede complicar el desarrollo de tus actividades laborales. Aprovecha el consumo de agua, frutos secos, pescado y pollo.

  • No te cargues de obligaciones: Si bien tienes que ser una persona responsable, no puedes asumir un sinfín de tareas y obligaciones que no están asociadas a tu cargo. Si así lo haces, lo que puedes lograr es llenarte de estrés, ansiedad y desesperación, lo que puede afectar todo tu sistema nervioso.
  • Ten cuidado con los vicios: El café, el cigarro, o la coca cola, pueden perjudicar tu organismo. Por lo general, cuando las personas están cargadas de trabajo recurren a estos para liberal el estrés, pero olvidan que estos pueden ser perjudiciales al cuerpo.
  • Cuida las emociones: Aunque no lo creas, las emociones sí que afectan nuestro cuerpo, y si tu ambiente laboral solo hace que tomes rabietas, que te estreses por nada, o que te deprimas fácilmente, entonces comenzarás a padecer de enfermedades digestivas, o problemas con la tensión, por  ello te recomiendo ser paciente y “tomarse” las cosas con mucha calma.
  • Desconéctate: Si has llegado a tu habitación y es hora de descansar, desconéctate del celular y el correo corporativo, en la mañana siguiente tendrás tiempo para revisar, por ahora es necesario mantener tus tiempos de descanso.
  • Busca una actividad de escape: Ser responsable en el trabajo no es olvidarse de vida social, amigos, y reuniones. De vez en cuando necesitarás de estos espacios para oxigenar tu cerebro y disfrutar de otros ambientes.

No permitas que la relación laboral dañe tu organismo con repercusiones severas, ten mucho cuidado de cómo te alimentas y como llevas tu vida personal.