Esta pregunta también está mal vista, ya que el reclutador la puede realizar con el fin de excluir del proceso de selección a aquellas personas que cuenten con alguna condición física fuera de lo normal.
Si bien es cierto que existe una estrecha relación entre el trabajo y el estado de salud, esta no podría considerarse como una limitante frente a un proceso de selección.
Si te preguntan acerca de tu estado de salud, y padeces de alguna condición o patología física, que sabes que no limita tu trabajo, puedes optar por responder de la siguiente manera:
- Aunque tengo “x” condición física, siempre me he desarrollado muy bien en mi trabajo y esto no es una limitación para cumplir con mis obligaciones.
- Padezco de “x” enfermedad, pero tengo mi tratamiento al día y he trabajado para otras compañías donde he podido cumplir mis funciones sin ninguna intervención.
Ahora bien, si no padeces de ninguna enfermedad puedes valerte de tu certificado médico y mostrar al reclutador.
No te muestres inseguro al responder esta pregunta, lo mejor es que aunque padezcas o no una enfermedad, puedas mantenerte siempre ecuánime, tranquilo y confiado de tus capacidades.
La salud es imprescindible para trabajar, y salvo que padezcas una enfermedad grave, puedes trabajar de forma apropiada cuidando tu organismo.
¿Cómo cuidar mi salud en el trabajo?
Puedes que hayas ingresado a una empresa sin ninguna condición física fuera de lo normal, pero con el pasar del tiempo comiences a padecer de problemas de ansiedad, estrés, hipertensión arterial, o lo que es peor, obesidad.
Esto puede suceder cuando nos dedicamos al trabajo al 100% y olvidamos la salud. Si este es el caso, me gustaría darte unas recomendaciones muy puntuales.
- Mantén una alimentación sana: Si quieres rendir más en el trabajo deberás empezar por la forma en cómo te alimentas. Te sugiero mantener una dieta rica en hortalizas, vitaminas y minerales.
Abstente de la comida chatarra, esta no es beneficiosa para el organismo y solo puede complicar el desarrollo de tus actividades laborales. Aprovecha el consumo de agua, frutos secos, pescado y pollo.
- No te cargues de obligaciones: Si bien tienes que ser una persona responsable, no puedes asumir un sinfín de tareas y obligaciones que no están asociadas a tu cargo. Si así lo haces, lo que puedes lograr es llenarte de estrés, ansiedad y desesperación, lo que puede afectar todo tu sistema nervioso.
- Ten cuidado con los vicios: El café, el cigarro, o la coca cola, pueden perjudicar tu organismo. Por lo general, cuando las personas están cargadas de trabajo recurren a estos para liberal el estrés, pero olvidan que estos pueden ser perjudiciales al cuerpo.
- Cuida las emociones: Aunque no lo creas, las emociones sí que afectan nuestro cuerpo, y si tu ambiente laboral solo hace que tomes rabietas, que te estreses por nada, o que te deprimas fácilmente, entonces comenzarás a padecer de enfermedades digestivas, o problemas con la tensión, por ello te recomiendo ser paciente y “tomarse” las cosas con mucha calma.
- Desconéctate: Si has llegado a tu habitación y es hora de descansar, desconéctate del celular y el correo corporativo, en la mañana siguiente tendrás tiempo para revisar, por ahora es necesario mantener tus tiempos de descanso.
- Busca una actividad de escape: Ser responsable en el trabajo no es olvidarse de vida social, amigos, y reuniones. De vez en cuando necesitarás de estos espacios para oxigenar tu cerebro y disfrutar de otros ambientes.
No permitas que la relación laboral dañe tu organismo con repercusiones severas, ten mucho cuidado de cómo te alimentas y como llevas tu vida personal.