El conflicto entre el trabajo y la familia surge cuando no existe un verdadero equilibrio entre las relaciones y las obligaciones.
El afán por el dinero, el progreso y la estabilidad, nos hace renunciar al disfrute familiar, y es allí donde podemos llegar a vivir momentos de estrés, fatiga y ansiedad dentro del mismo hogar.
Muchas personas han definido que la familia es más importante que el trabajo, sin embargo esto no sucede cuando las responsabilidades laborales toman la prioridad y la gestión del tiempo no se administra en función de la familia, sino que se concibe de una manera más individualizada.
Hombres y mujeres que se convierten en el sustento de sus hogares, determinan que el tiempo dedicado al trabajo puede llegar a ser más importante que el tiempo que pasan en compañía de sus hijos, o familiares; estas conductas pueden generar ciertos conflictos que pueden ser difíciles de sobrellevar.
¿Qué sucede cuando no existe un buen equilibrio entre el trabajo y la familia?
Cuando pierdes el balance entre trabajo y la familia surgen algunos conflictos, que si no se atacan a tiempo, luego serán difíciles de soportar.
Si eres de las personas que excedes con los horarios, no tienes disciplina y llevas el trabajo hasta la casa, lo más común es que se generen los siguientes escenarios:
- Un ambiente tenso, lleno de estrés y ansiedad.
- Te verán como un desinteresado (a) con las actividades familiares.
- Puedes sentirte frustrado (a) con tu relación de pareja.
- El agotamiento será más fuerte.
- Empezarás a sufrir de enfermedades cardiovasculares que se producen por trastornos de ansiedad.
- Mala relación entre las personas que residen dentro del mismo hogar.
Esto no es todo, el exceso de trabajo puede producir daños colaterales en el desarrollo y crecimiento de tus hijos. Cuando no existe un equilibrio entre el trabajo y la familia, los pequeños toman nuevos modelos y nuevas conductas que buscan reflejar su falta de atención.
Sin embargo, esto no quiere decir que dejes de trabajar, hay ciertas claves que puedes comenzar a aplicar en tu vida para generar el balance perfecto entre tu trabajo y tu familia.
3 consejos para evitar el conflicto entre trabajo y familia
Todo es cuestión de hacer una autoevaluación de cómo administras tu tiempo y tu trabajo. Si observas que tienes problemas de ansiedad y al llegar a casa sigues pensando en trabajo, entonces deberías direccionar algunas acciones.
Establece horarios: Si tienes un horario de oficina, entonces procura que al llegar a casa tu trabajo quede afuera de la puerta, evita conversaciones acerca de la empresa, los problemas y las responsabilidades.
Si cuentas con un móvil o correo corporativo, lo mejor es que establezcas los tiempos de atención, por más responsabilidad que tengas, no puedes estar pegado al trabajo todo el tiempo. Si eres de los que trabaja desde casa, establece las pautas. No pases todo el día conectado al computador, establece tiempos de diversión y esparcimiento con tu pareja e hijos.
Planifica tus vacaciones: Mínimo dos veces al año organiza unas vacaciones en familia. Siéntate con ellos y pregúntales cuál les gustaría que fuese su próximo viaje, así comienza a planificar pasajes, estadías y comidas.
Las vacaciones son necesarias, estas te ayudarán acercarte a tu familia, a mejorar la relación, y a disfrutar sin pensar en cargas o responsabilidades.
Fija prioridades: Si mantienes un calendario laboral y familiar, este te ayudará a mantenerte organizado en cuanto a las actividades familiares. Por ejemplo, si se acerca un evento especial de tu hijo en el colegio, entonces sabrás que no podrás establecer ninguna junta de trabajo.
No te pierdas los mejores momentos por un exceso de actividad laboral.
Libra los fines de semana: Trabajar de lunes a viernes es una opción, guarda tus fines de semana para ir a la playa, visitar un parque, o quedarte en casa compartiendo películas.
Si cuidas estos detalles verás como la relación familia-trabajo, se vuelve más amena. No siempre es fácil, sobre todo cuando se tienen cargos de superiores, pero siempre debe permanecer el equilibrio, para que ninguna de las relaciones se vea afectada.